
La hija adoptada de la primera víctima es la que la mató y es uno de los cuatro jinetes.
El segundo es un adolescente que se suicida delante de su hermano, que no lo aceptaba por su homosexualidad.
El tercero es uno que aparece desangrado en el suelo y al que mataron los dos primeros.
Y el cuarto, el jefe de la manada, el colgao supremo es, como uno ya se empieza a imaginar desde que ve que los asesinos son chavales, el hijo adolescente del detective protagonista.
Los cuatro se conocieron en unas reuniones con un terapeuta y, como sus padres/familiares abusaban de ellos, les hacían sufrir o simplemente les ignoraban, dijeron os vais a cagar y se los cargaron con una bonita escenografía.
Tras ver esta película, Nimiedades concluye: Si le hubieses dado a tu hijo el dinero que te pidió para porros, ahora mismo estaría tranquilo todo fumao en el salón y no por ahí matando gente.
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