viernes, 19 de febrero de 2010

De cosas que por fin

Imagínate que de repente alguien te enciende un botón y vuelves a los dieciocho años. Imagínate que, además, la otra persona alucina tanto contigo que quiere matar un pollo y beber su sangre en tu honor (y digo pollo porque a su madre la tiene demasiado lejos, que sino le tocaba a ella). Imagínate que tiene tanta cuerda que tienes que meterle mano para intentar distraer su atención y que se calle, con lo cual volvemos al primer imagínate.

Lástima que sea rubio...

1 comentario:

jose.etxeberria dijo...

No se puede tener todo...